Aquí, entre libros, entre ti sin ti. Vine para dejar de desangrarme. Estoy aquí, en singular, y a la vez te tengo a mi lado, llevándome de caseta en caseta, regalándome esa sonrisa limpia y ese trozo de ti en cada libro que lees. ¿Te pasa a ti lo mismo, ahora mismo? ¿Me presientes en el parque o al ver a los gorriones tras unas migas? ¿Estoy contigo?.
Lloro.
Me abro paso a machetazos entre los cuerpos lentos, buscando aquel libro que te vi en la silla que usas como mesilla de noche (bendita silla y bendita cama). ¿Cómo era? ¿Muerte del padre? Sí, creo que sí. Voy a buscarlo.
Lo encuentro. Sonrío aliviada.
Esto me garantiza tu permanencia en mí… al menos hasta la última página.
Montse Soria Sánchez