Elena Feng Irazábal Chamorro
Un hombre camina por la Feria del libro y mira de un lado a otro asombrado y con muchas preguntas que hacer. Varias personas pasan por su lado, le observan por un momento y continúan su camino charlando. El hombre se fija en las vestimentas. Qué raro, no son como creía. Se acerca a un puesto donde una persona paga un libro. Dirige la vista a la portada y contiene una exclamación. Su creador le ha hecho famoso. Coge el mismo libro del mostrador y lo hojea, curioso. Sabe dónde quiere ir, pero le da miedo. Lo último de lo que tiene memoria es que estaba en su coronación. Pero, ¿y si su creador había decidido un final amargo? Podría comprobarlo yendo a la última página, aunque en el momento que leyera su futuro no habría marcha atrás. Cuenta hasta tres y busca el desenlace. Sus ojos se mueven, rápidos y miedosos, por la hoja. Justo cuando llega al párrafo final se detiene. No, no lo leerá. Quiere saber qué le ocurrirá en su propia carne y no a través de los ojos de un lector. Retrocede y entre la multitud se vuelve invisible.