AUDIO DE VOZ:

 

TRANSCRIPCIÓN:

Un anciano de bata raída y diminutas lentes en equilibrio inestable sobre la punta de su nariz regentaba la caseta 666 en la feria del libro, un fotograma discordante de toda la hilera de puestos que jalonaban el Retiro de Madrid, una tesela en blanco y negro desgajada de un anticuario de otro tiempo. Rafael se detuvo. El silencio y la soledad se amontonaban en los libros, todos idénticos, sin filigranas ni títulos. Solo uno, expuesto sobre un atril oxidado, mostraba una leyenda inquietante en su portada: “La sabiduría tiene un coste”. Sus dedos se detuvieron, acariciaron su piel de zapa, su barbilla se levantó hacia el anticuario para preguntar el precio.
─¡Llévatelo! Sabrás su coste cuando lo hayas terminado ─sentenció el anciano sin necesidad de mover los labios. Rafael se dio la vuelta y se alejó sorteando personajes silenciosos que se habían congelado a su alrededor. Llegó a su casa y se sentó en su sillón favorito. Nunca volvió a levantarse. Leyó con avidez todas las disciplinas conocidas por el hombre, pero sus ojos hidrópicos multiplicaron exponencial sus ansias de saberlo todo cortándole poco a poco la respiración.

 

Luis San José López

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